LA ALMAGRA, EL COLOR MAZARRÓN.
Durante casi tres siglos, la única forma de describir el color rojizo característico de la almagra, fue con el vocablo “almazarrón”, nos sorprende verlo en libros de medicina o en obras de teatro, pero fue utilizado tanto en el arte y la ciencia como en la vida cotidiana.
La almagra que había estado acumulándose sin valor alguno durante el auge del alumbre, pasó a cobrar protagonismo en 1592 con la parada definitiva de la industria que la creó. A partir de este momento, empezó a comercializarse la almagra, para el famoso “tabaco colorado” de Sevilla, para “acarenar y dar color a los buques” y los “reales arsenales”, también se utilizó como tinte textil, cosmético, pintura, etc., una gran variedad de usos que popularizó el termino almazarrón como el color que la describía.
Quizás lo que más sorprende de la historia de la almagra, es que habiendo sido Mazarrón uno de los mayores productores de Alumbre de Europa, se llegó a olvidar de la memoria y de la historia, de donde procedía la almagra, llegándose a considerar que era un producto “*que la criaba la naturaleza”, (*de esta manera se describe y debate en una sesión del Congreso de los Diputados en 1840). En 1774 la almagra empezó a escasear llegando al extremo de prohibir su exportación al extranjero por Real Orden de 28 de marzo, para que no faltase para la elaboración del referido tabaco.
Esta situación de crisis de la almagra, pone en jaque al gobierno, ya que era considerado un producto natural, necesario, escaso y que solo existía en Mazarrón.
Por casualidad el administrador de Tabacos de Mazarrón D. Domingo Puente, descubre unas arcillas de “color antelina”, en el norte del Cabezo de San Cristóbal, que al quemarse se transforman en piedras del mismo color que la almagra y de características similares. Se consigue una solución a la crisis, fabricar almagra de forma “artificial” y desde 1774 hasta 1815 se estuvieron fabricando 18.000 quintales anuales de “almagra artificial”.
En 1815 el director de la fábrica de Almagra de Mazarrón, D. Agustín de Juan, revela en una memoria que la almagra es un subproducto de la elaboración del alumbre, este relato abre un debate científico que lleva a la práctica de varios experimentos y estudios para demostrar la veracidad del mismo, no exento de controversia, ya que la almagra había sido considerada un producto que “criaba la naturaleza”. Finalmente se demostró que la procedencia de la almagra era efectivamente como había descrito D. Agustín de Juan, premiándole con la Medalla de Plata de la industria española.
Hoy ya no fabricamos alumbre ni almagra, según el diccionario de la Real Academia, “almagra” es un arabismo que significa “tierra roja”, femenino de “almagre”. Si buscamos “almagre” nos dirá: “oxido rojo de hierro, más o menos arcilloso, abundante en la naturaleza y que suele emplearse en la pintura.” En la definición de “alumbre” no se menciona a la almagra. Si buscamos “almazarrón” nos hace referencia a “almagre” y “Quizá metátesis de *almagrazón, aumentativo de almagra”.
De todo ello extraemos que si no fuese por los miles de textos de tres siglos de historia, hoy habríamos perdido nuevamente de la memoria, que es la almagra, el alumbre y el color almazarrón, también que la RAE nos ha arrancado un pedazo de historia; y que ya quedan pocas terreras que pinten nuestros campos y las pocas que hay se expolian, por las lluvias y por los hombres.
En unos años la almagra se borrara de esta tierra, como una jarapa desteñida al sol, si no somos capaces de conservar el color mazarrón.
Pie de foto “almagra y olivos”: Esto aunque no lo parezca es un BIC, un Bien de Interés Cultural, un reconocimiento manchado de basuras y expolio, que poco a poco desaparece de nuestro paisaje.
Este articulo podeis encontrarlo en la Revista de Las Fiestas Patronales de Mazarrón 2013. Dep.Legal: MU-200-1958.
Foto “panorámica_almagra”: Restos de las ultimas industrias del alumbre, olvidados y baldíos.