El Retorno de la Magia
“La más bella y profunda emoción que nos es dado sentir es la sensación de lo místico. Ella es la que genera toda verdadera ciencia. “. Albert Einstein. (1879-1955).
La palabra magia proviene etimológicamente de la antigua Persia, para referirse a sacerdotes, eruditos, es decir, hombres de ciencia. Como curiosidad si buscáis su descripción en enciclopedias, se cita que vestían de blanco y portaban en sus manos una rama de “tamarisco”, que no es otra cosa, que una rama de “taray”, una planta que abunda en nuestro municipio, sobre todo en ramblas y terrenos salinos.
Parece evidente que el taray tenía un uso “mágico” para el pueblo y terapéutico para el mago que lo administraba, y así es, hoy podemos encontrar, yo buscando un poco he dado con una tesis doctoral de farmacia (de la Universidad de Madrid, en 2013), sobre usos antiguos y actuales de la botánica de Egipto, donde se citan las cualidades de dos variedades mediterraneas de esta planta, entre las que podemos destacar:
Tamarix aphylla: uso antiguo – cicatrizante, tratamiento hepatitis, ictericia, reumatismo, fiebre, antídoto envenenamientos, etc.-. Propiedades actuales en farmacia –antibacteriano y antigungica, antioxidante, antiinflamatorio y cicatrizante-.
Tamarix nilotica: uso antiguo – combatir la fiebre, cefaleas, antiinflamatorio, afrodisiaco, limpiar heridas infectadas, tratamiento vitíligo- Propiedades actuales en farmacia – propiedades antivirales (VHS), hepatoprotector, antioxidante, antitumoral-.
Sin duda poder curar mediante esta planta, sin contar otras, cualquier dolencia o enfermedad grave en tiempos a.C., parecería magia.
Hoy hemos demonizado la magia, estamos tan saturados de conocimiento y de ciencia, que la magia ha perdido su virtud, quedando solo al anhelo de la imaginación. Los actuales magos, dominan ciencias que desconocemos, habilidades manuales y mentales que se escapan a nuestro entendimiento y logran sorprendernos, pero nuestro arrogante pensamiento nos dice siempre, que sabemos que hay “un truco”, e incluso pensamos que somos capaces nosotros, de llevarlo a cabo.
La antigua magia, la que hoy nos depara la imaginación, era un acto sobre natural, como dicta el significado propio de sus letras. Aparecer y desaparecer, mover objetos, transformar objetos, cosas que como cita Einstein, hoy estudia la ciencia. Y poco a poco esa ciencia mágica llega hasta nosotros, incluso se hace cotidiana, tan cotidiana, que aunque el 80% de la población no sepa porque o como se lleva a cabo, tampoco se le da ninguna importancia, se resume en “es la tecnología”. Por ejemplo, hoy todo el mundo es capaz de mover, encender/apagar cosas con la energía de su cuerpo, lo hacemos todos los días con cualquier Smartphone, tablet, tv, etc., hace menos de veinte años, era magia o ciencia ficción, hoy es “la tecnología”. Otro ejemplo, hoy quien se atreva puede experimentar a mover cosas con su mente, por menos de cien euros, puede adquirir una diadema que lee tus impulsos cerebrales y con ellos puede manejar juegos y aplicaciones. Se espera que en menos de diez años “la tecnología” nos permita hacer uso de estas nuevas capacidades, en el ámbito cotidiano.
En la película de “Regreso al Futuro II”, de 1989, hay una escena ambientada para el 21 de octubre de 2015, donde unos niños se acercan a una maquina de video juegos, de pistolas, y comentan que es para niños pequeños, porque hay que usar las manos para jugar”.
Esto que fue ciencia ficción en 1989 y que auguraba que en 2015 se jugaría con el pensamiento, hoy se hace realidad, podemos comprarnos nuestro “casco Mindwave” y jugar sin usar las manos, en 1989 hubiese sido magia, un truco, hoy es real, aunque el DeLorean siga sin volar, la ciencia ha conseguido que la magia de la imaginación se plasme en realidad.
Nosotros soñamos hoy, como lo hizo Julio Verne y nuestros científicos se ponen a prueba con la imaginación del hombre, cada día, para hacer la ciencia del mañana.
La magia persiste en cada uno de nosotros aunque la hemos olvidado, pero si conseguimos, si logramos quitarle la capa de oxido que la envuelve, la capa de prejuicios que la entierran, volverá a fluir como un manantial que renace.
Hemos conseguido hacer cosas que imaginábamos eran mágicas, hace veinticinco años. Quizás la ciencia del hoy, nos ayude a redescubrirnos como magos, despertando las capacidades cerebrales, que nuestra imaginación ha soñado tener, desde el amanecer de los tiempos.
